Migrando de Docker Swarm a Kubernetes: Un Caso de Estudio

¡Hola a todos! Hoy os voy a contar una historia apasionante, la de cómo decidimos migrar de Docker Swarm a Kubernetes. Es posible que te estés preguntando: ¿por qué realizar este cambio? Bueno, hay diversas razones y todas ellas suman para hacer de Kubernetes una opción muy atractiva. ¡Vamos a ello!

El porqué del Cambio: Ventajas de Kubernetes sobre Docker Swarm

Docker Swarm es estupendo, no me malinterpretes. Es sencillo de usar, la curva de aprendizaje es suave y el despliegue es rápido. Sin embargo, si buscas una herramienta con mayor escalabilidad, robustez y flexibilidad, Kubernetes es tu chico.

Por un lado, Kubernetes se lleva el trofeo en lo que a escalabilidad se refiere. La capacidad de manejar un gran número de contenedores en un clúster es algo en lo que Kubernetes destaca. Y si a esto le sumamos la posibilidad de administrar varios clústers a la vez, tenemos un ganador indiscutible.

Además, Kubernetes posee un ecosistema rico y diverso. Cuenta con una amplia gama de plugins y extensiones, lo que aumenta enormemente su flexibilidad. Por si fuera poco, la comunidad que lo respalda es muy activa, con constantes actualizaciones y mejoras. En cambio, la comunidad de Docker Swarm, aunque dedicada, no puede competir en términos de tamaño y actividad.

Nuestro Escenario: Dónde Partíamos

Nos encontrábamos en una situación en la que ya habíamos implementado Docker Swarm en nuestra infraestructura. Teníamos varios servicios corriendo en Swarm, que funcionaban bien y cumplían su propósito. Pero sabíamos que podíamos mejorar nuestra arquitectura.

El Camino Hacia Kubernetes: Primeros Pasos

El primer paso para migrar de Docker Swarm a Kubernetes es crear un clúster de Kubernetes. En nuestro caso, optamos por usar Google Kubernetes Engine (GKE) por su facilidad de uso y potentes funcionalidades. Sin embargo, existen otras opciones, como AWS EKS o Azure AKS, que también podrías considerar.

Una vez creado nuestro clúster, nos pusimos a trabajar en la conversión de nuestros Compose Files de Docker a Kubernetes. Aquí es donde Helm entra en escena. Helm es un gestor de paquetes para Kubernetes que nos permite definir, instalar y actualizar aplicaciones de forma sencilla.

Del Swarm al Clúster: Conversiones y Configuraciones

Convertir los archivos Docker Compose a archivos Helm no es complicado, pero requiere atención al detalle. Por suerte, existen herramientas como Kompose que nos facilitan la vida. Kompose convierte automáticamente los archivos Docker Compose en archivos Kubernetes.

Una vez convertidos nuestros archivos, fue hora de definir nuestras configuraciones. Los ConfigMaps y Secrets de Kubernetes son los equivalentes a las variables de entorno en Docker Swarm. Aquí fue necesario hacer algunas modificaciones, pero en general, el proceso fue bastante sencillo.

Desplegando en Kubernetes: Los Retos Enfrentados

Ahora, con nuestro clúster de Kubernetes listo y nuestros archivos de Helm preparados, llegó el momento de desplegar nuestros servicios. Aquí es donde nos encontramos con algunos desafíos.

El primer reto fue la gestión del tráfico de red. A diferencia de Docker Swarm, que utiliza una red overlay para conectar todos los nodos, Kubernetes utiliza un enfoque distinto llamado CNI (Container Network Interface). Esto implicó un cambio en nuestra configuración de red.

Además, tuvimos que ajustar nuestras reglas de firewall para permitir el tráfico entre los diferentes servicios de Kubernetes. Afortunadamente, las Network Policies de Kubernetes nos facilitaron esta tarea.

El siguiente desafío fue la gestión de los volúmenes. Mientras que Docker Swarm utiliza volúmenes para el almacenamiento persistente, Kubernetes utiliza Persistent Volumes y Persistent Volume Claims. Aunque el concepto es similar, la implementación difiere un poco.

En nuestro caso, utilizábamos volúmenes de Docker para almacenar datos de nuestras bases de datos. Al migrar a Kubernetes, tuvimos que convertir estos volúmenes en Persistent Volumes, lo que supuso un poco de trabajo extra.

Por último, nos encontramos con el desafío de monitorizar nuestro nuevo clúster de Kubernetes. Aunque existen muchas herramientas para monitorizar Kubernetes, elegir la correcta puede ser complicado.

En nuestro caso, optamos por Prometheus y Grafana. Prometheus nos proporciona una poderosa solución de monitorización y alertas, mientras que Grafana nos permite visualizar los datos de forma atractiva.

Sorpresas en el Camino: Lo que No Esperábamos

Como en cualquier proyecto, nos encontramos con algunas sorpresas en el camino. Algunas de ellas fueron agradables, otras no tanto.

Por un lado, nos sorprendió gratamente la facilidad con la que pudimos escalar nuestros servicios en Kubernetes. Gracias a la función de auto-escalado, pudimos ajustar automáticamente el número de pods en función de la carga de trabajo. Esto nos permitió mejorar el rendimiento de nuestros servicios y ahorrar recursos.

Por otro lado, nos encontramos con algunos problemas con las actualizaciones. A diferencia de Docker Swarm, donde las actualizaciones son bastante sencillas, en Kubernetes tuvimos que lidiar con los Rolling Updates. Aunque son una característica poderosa, requieren un poco de práctica para dominarlos.

¡Misión Cumplida!: Kubernetes en Marcha

Finalmente, tras superar los retos y aprender de las sorpresas, logramos migrar con éxito de Docker Swarm a Kubernetes. Ahora, nuestros servicios se ejecutan de manera más eficiente, y disponemos de una mayor flexibilidad y control sobre nuestra infraestructura.

Estoy seguro de que aún tenemos mucho que aprender sobre Kubernetes. Pero, sin duda, este primer paso ha valido la pena. La migración nos ha permitido mejorar nuestra arquitectura, optimizar nuestros servicios y prepararnos para futuros desafíos.

Y tú, ¿has pensado en migrar de Docker Swarm a Kubernetes? ¿Qué te pareció nuestra experiencia? ¡Estamos deseando conocer tus impresiones y aprender de tus experiencias!

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